martes, 28 de junio de 2011

Una de productos: ODA a mi CREMA HIDRATANTE

Hace unos días paseaba por mi ciudad cuando me topé de frente con una señora que, por su aspecto corporal y su manera de vestir, no debía de tener más de 60-65 años. Sin embargo al ver su cara... me pareció sorprendente el aspecto de su piel: extremadamente arrugada, con la piel superdescolgada y con surcos de más de uno/dos centímetros. Me quedó tan grabada su imagen que no me la he podido quitar de la cabeza.

Lo cierto es que empezé a pensar en mujeres senior de mi alrededor y ninguna tenía un aspecto como ese. Ni siquiera las de 80 años. Y pensé: todas ellas utilizan cremas.

Me gustan las arrugas, las de la vida, las de alegría y pena; las de lo vivido y lo sufrido... esas que demuestran que los años vividos han sido intensos y emocionantes. Pero no soy partidaria de aquellas que denotan descuido y falta de autoconsideración. Quererse a uno mismo y cuidarse debería ser un dogma de vida porque nuestro ser es solo nuestro. De nadie más.


Sin saber la situación de mi querida anónima ni querer frivolizar ante esta situación y mucho menos entrar en una crítica contra el posible cuidado o no cuidado de su piel (nada más lejos de mi intención!)  pensé directamente en el hábito de diario de aplicar una crema hidratante a mi cara.

Siempre oímos las críticas de si funcionan o no. De si realmente es puro marketing o es cierta la promesa de "belleza eterna" que nos prometen. Más allá de todo eso, y sin olvidar la importancia del componente genético, pienso que la mera aplicación de un extra de protección y cuidado ayuda a evitar el desgaste y deterioro de nuestro órgano más externo.

Viviendo la vida que la mayoría de nosotros vivimos; en ciudades, con polución, mucho estrés y totalmente expuestos a radiaciones solares y no solares, cómo no va a sentirse agredida esta sensible capa que nos debe proteger y a la que sometemos a todo tipo de agresiones? No se trata de una marca, ni siquiera de un beneficio. Creo que la mera aplicación de una crema básica ya es un plus, un regalo y un pequeño escudo protector que aligerará el daño ocasionado.

Antioxidantes, Genificantes, Reparadoras de ADN y Protectoras Solares son un regalo que le podemos dar. Y si no, solo hay que pensar una cosa: no alimentamos a nuestro organismo interno con un poco de vitaminas, de proteínas, de hidratos de carbono y de lácteos (y grasas!!!)  para que pueda funcionar equilibradamente? Pienso que un poquito de atención a nuestro ógano externo tampoco está mal y  no es marketing: ES una REALIDAD.

En el mercado existen propuestas para todos los gustos y bolsillos. Desde las más avanzadas tecnológicamente, hasta las más naturales y orgánicas. Eso sí, alimentarla cada día debería ser un acto de conciencia y respeto hacia nuestra piel y, en definitiva, hacia nosotros mismos.

Así que este post va hoy por ti: por mi crema diaria. Por la salud de mi piel. Por el futuro que me espera y, como no, por sentirme un poco más "pretty" cada mañana.  :-)

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